martes, 19 de mayo de 2009

Presidente en Europa.


presidenta Primera y Ministra de la Presidencia del Gobierno de España, María Teresa Fernández de la Vega

Madrid, lunes, 18 de mayo de 2009

Querido Presidente, autoridades,

Señoras y señores,

“Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol”. Estoy segura de que al presidente Leonel Fernández no le resultan ajenas estas palabras.
Son el comienzo de uno de los poemas más emblemáticos de Pedro Mir, el Poeta Nacional dominicano. Son el comienzo de unos versos que hablan de esperanza, que hablan de futuro y que hablan de justicia. Son versos que marcaron un antes y un después en la República Dominicana.
Un antes y un después como el que ha significado para ese país la persona que hoy tengo el honor de presentar. Un político, pero también un intelectual, y un hombre que siempre se ha implicado muy a fondo en todos los proyectos que ha iniciado.
Sólo así se puede explicar su exitosa carrera académica como jurista, una brillante carrera universitaria reconocida a través de los numerosos doctorados honoris causa que le han sido otorgados por prestigiosas universidades de todo el mundo.
Una pasión por el saber que también se traduce en una amplia producción de ensayos, de artículos y de discursos que abordan cuestiones tan centrales para la democracia como las nuevas formas de gobernabilidad, el papel de los partidos políticos o los desafíos que, como aldea global, enfrentamos en pleno siglo XXI.
Textos que demuestran la solidez de sus convicciones.
Las convicciones que le han caracterizado en su vida política. Y es que a lo largo de ella, Leonel Fernández siempre ha hecho gala de esa firmeza en sus principios.
Primero al frente de movimientos estudiantiles; más tarde, fundando, junto al prestigioso líder Juan Bosch, el Partido de la Liberación Dominicana; y hoy como Presidente de la República.
Sin duda, precisamente de esos principios políticos proviene la fuerza con la que está impulsando una de las transformaciones económicas más ambiciosas de todo el Caribe.
Con Leonel Fernández al frente, la República Dominicana ha modernizado sus infraestructuras, ha conocido un extraordinario crecimiento de su Producto Interior Bruto, y ha visto disminuir notablemente la inflación y el déficit fiscal.
Y, además, las relaciones políticas, económicas y sociales entre la República Dominicana y el resto del mundo se han intensificado. Y, muy especialmente, con España, que ya es el segundo inversor mundial en el país caribeño. El comercio entre nuestros dos países ha crecido en torno a un 20%.
Se trata, además, de una relación que va a ir a más. No sólo por la firme voluntad de nuestras sociedades de seguir tendiéndose la mano, sino, también, porque ya contamos, a nivel europeo, con un nuevo marco de cooperación y de entendimiento. Me refiero al Acuerdo de Asociación Económica entre la Unión Europea y el Caribe. Un acuerdo que, bien lo sabe Leonel Fernández, porque fue uno de sus grandes impulsores, es de muy largo alcance.
Se trata de un acuerdo coherente con el siglo XXI, ya que no sólo contempla medidas específicas para estimular el comercio, para fomentar la inversión y para impulsar la innovación, sino que incluye, también, acciones para promover el desarrollo sostenible y para ayudar a eliminar la pobreza y reducir las desigualdades sociales. Y es que, hoy, economía, integración y desarrollo social, sólo pueden ir de la mano.
Así lo pusieron de manifiesto los Jefes de Estado y de Gobierno miembros del Grupo de Río quienes, en marzo del año pasado, dieron un nuevo aldabonazo a los renovados procesos de cooperación política y de integración económica que están produciéndose en toda América Latina. La Cumbre tuvo lugar precisamente en Santo Domingo, con Leonel Fernández como anfitrión.
Pero sus más destacables logros son, en mi opinión, los que tienen que ver con su clara apuesta por las políticas sociales.
Bajo su liderazgo, la inversión pública y el gasto social en la República Dominicana han sido reorientados hacia campos tan importantes como la educación, como la salud pública o el apoyo a los pequeños y medianos empresarios. Y los resultados hablan por sí solos: hoy la mortalidad infantil tiene una de las cotas más bajas en la historia del país, los hospitales han sido modernizados, las condiciones laborales de los maestros han sido mejoradas, las tasas de escolarización y alfabetización siguen creciendo y se han creado miles de nuevos puestos de trabajo dentro de la economía formal.
Queda, por supuesto, mucho trabajo por hacer. Qué país no lo tiene. Pero yo misma pude comprobar los progresos de los dominicanos, cuando el año pasado visité la República.
Allí, además de evidenciar la calidez con la que siempre nos ha acogido ese pueblo hermano, constaté algo que me llamó mucho la atención: que en unos momentos en los que las políticas neoliberales empujaban a privatizar y a desregular, la sociedad dominicana se había resistido a esas inercias. En la isla pude comprobar que los progresos económicos de la República Dominicana no se basaban ni en un modelo de desistimiento del Estado, ni en su sobredimensión.
He ahí el secreto, si me permites revelarlo, querido Presidente, de los pasos hacia delante que está dando la República Dominicana: creer en un Estado que equilibra, apostar por un Estado que fija reglas de juego y que asume, como principal cometido, impulsar el bienestar de todos los ciudadanos y trabajar por la justicia social.
Es una forma de “construir país” que se aleja del “pensamiento único”, es una visión que pone distancia con las ideas que nos han llevado a la actual crisis financiera y económica internacional.
No es casualidad, por lo tanto, que los ciudadanos dominicanos hayan elegido a Leonel Fernández como presidente en tres ocasiones. Ni es casualidad tampoco que la Fundación Global “Democracia y Desarrollo”, por él presidida, se haya convertido en una institución de referencia internacional para el diseño de políticas públicas acordes con las exigencias de este nuevo siglo.
Amigas y amigos,
La semana pasada participé en el acto con el que iniciábamos la conmemoración de los Bicentenarios Iberoamericanos. Y en ese foro afirmé algo en lo que creo profundamente: que el sentido fundamental de la política es infundir seguridad en los ciudadanos y confianza en el futuro, que la política debe servir para movilizar las energías sociales y para poner en marcha proyectos e ilusiones.
Pues bien, creo que el presidente de la República Dominicana comparte esa forma de entender la política. Y, desde luego cuenta con el pleno respaldo del Gobierno de España para proseguir esa labor.
Y, sin más dilaciones, doy paso a quien ustedes han venido a escuchar.
Gracias por estar con nosotros, Presidente, y adelante.
Muchas gracias.






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